Crónica Sulayr, viernes 5 de julio

Fotografía, Javier Hortal

Y así, casi sin darnos cuenta, Sulayr se encuentra en su máximo apogeo. Tras la inauguración del festival la pasada noche, la programación de actividades consecutivas tiene a los habitantes de Pampaneira inmersos en el espíritu del encuentro. La familia Sulayr se reencontró ayer después de un año, integrando a nuevos participantes y alegrándose de ver las caras ya conocidas de las pasadas ediciones. El lavadero se convirtió en un lugar de ceremonia con un juramento a la tierra para agradecer que la misma nos preste este espacio para celebrar la vida y la cultura con una propuesta de Carmen F. Sigler y el colectivo ecofeminista, Granada Habitable. Tras el emotivo pregón de María del Charco, donde se mezclaron anécdotas del pueblo con las palabras de bienvenida, los asistentes pudieron disfrutar de la música de Ilaria Degradi, un paisaje sonoro que encontró su contexto perfecto en este lugar, en el lavadero, donde pudo mezclar sus sonidos con las aguas que se desprendías de las pilas dónde antaño las mujeres lavaban las ropas. Pues allí, en el lavadero, usado típicamente como lugar de encuentro por las mujeres de la zona en la antigüedad, ejecutó, entre otras piezas, “El Cantarillo”. Esta composición nació precisamente la pasada edición del Sulayr y se trata de una reinterpretación de un canto popular de estas mujeres. La celebración y los abrazos tuvieron lugar después en la Policarpa, una de las novedades de este año, el Chill Out de la Era.
La inauguración de las actividades matinales comenzó con un taller de auto-shiatsu para preparar mente y cuerpo para la vorágine de propuestas que estaban por venir. Para poder contextualizar el entorno y el pueblo, la artista plástica y residente en Pampaneira Ana Ruiz ha llevado a cabo una ruta Inmersiva por los tinaos, los espacios más singulares de la localidad. Ha contado con la ayuda del clown Gózalo y del parroquiano y también artista, Nacho Molina y, entre los tres, invitaron a los participantes a escuchar los discursos grabados por los vecinos (disponibles en los códigos QR dentro de los propios tinaos), así como a disfrutar de las obras de la artista, que utilizan la pizarra típica de la región como soporte.
La mañana del viernes estuvo marcada por más llegadas. Muchos de los artistas se encontraron en el Espacio de Diálogo Sulayr, inaugurado con la participación de los directores de los festivales invitados de este año: el Festival Al-Taha (Miguel Hiroshi y Pedro Hernández) e INSUMUSAS FEST (María R. Arjona). Los participantes pusieron en común el concepto de la red que están tejiendo entre estos eventos, que tratan de incentivar el patrimonio cultural y el folklore de los entornos rurales. Participaron, además, varias de las artistas que compartirán su música estos días en Pampaneira, como las Cantareiras del Calabacino.

Fotografía, Javier Hortal

Tras este encuentro, los artistas compartieron un vino de bienvenida y degustado el plato Sulayr (creado expresamente para el festival por la Escuela de Hostelería), así como productos de la huerta ecológica cedidos por “Al Km 0”. Esta misma organización (parte de la asociación Integra2), también charlaron con los vecinos y asistentes acerca de la experiencia de la agricultura social en un emotivo encuentro junto al “Fudtrá”, con Carmine Amato y Javier Calaltrava.Pero si hay una actividad que vertebra el festival, es la música. Así, la cantidad de actividades de esta disciplina fue variada ya en la primera mañana. El museo acogió las propuestas de Camaleomima, centrada en el Mimo y la danza, así como un espectáculo de LifeLoop a cargo de Mayo&Migue. Tanto esta propuesta como el concierto de boleros de Omayra Arroyo Trío en el jardín de María y Paco o las voces de Little Roses en la iglesia, han sido un éxito. La gran diversidad de propuestas acapara público de todos los tipos, existiendo siempre una alternativa dependiendo del gusto de los asistentes, o de si quieren disfrutar de estos espectáculos en lugares cerrados imponentes, como lo son un museo o una iglesia, o al aire
libre y rodeados de la brisa matinal. Tengamos en cuenta que Sulayr pretende democratizar la música y hacernos entender que la misma puede llevarse a cabo en cualquier lugar, entendiendo los lugares del pueblo como escenarios vivos que se construyen y deshacen en cualquier momento.
La tarde y la noche del viernes contaron también con una gran afluencia de público, dado que las calles de Pampaneira están llenas desde la noche del jueves. En el recién recuperado entorno de la iglesia tuvo lugar el concierto del dúo Nanamia, agrupación artística que nació en una de las pasadas ediciones del Sulayr. Otra de las nuevas propuestas es la música “entre barrancos”, que se basa en la reciprocidad entre los festivales Al-Taha y Sulayr. Pues, aunque ahora las distancias entre los dos barrancos puedan parecer accesibles, en el pasado estos pueblos se encontraban mucho más aislados, con lo que este concierto en el camping de Pitres, ha sido una celebración del intercambio que ahora es posible tanto geográfica como culturalmente.
Para cerrar la programación del viernes, se inauguró el espacio de la Plaza central del pueblo. En este lugar se congregaron los asistentes al festival, tanto artistas como público, para disfrutar de la noche y la música. Con una programación centrada en el Neofolk, Lara Wong y
Melón Jiménez abrieron el evento con su música de raíces flamencas y orientales. Continuó la banda de origen iraní y asentada en Texas “Atash”, fusionando todos los folklores que se ponen a su alcance. Como última agrupación de la noche, la agrupación granadina “Mujeres
Mediterráneas” dió un concierto en colaboración con la “Orquesta de Laúdes Velasco Villegas”. De esta forma sus sonidos andalusíes se encontraron con los instrumentos de plectro, una de las reivindicaciones de esta edición del festival.
Para cerrar la velada, Dj Romex nos invitó a bailar electrónica en la plaza. Es otra de las novedades de este año, que promueve la interconexión entre generaciones y busca que los habitantes más jóvenes de la región encuentren también en su localidad un lugar común.