Hay lugares en el mundo donde el tiempo no obedece del todo. Pampaneira es uno de ellos.En sus calles empedradas, el sonido del agua no cesa, como si repitiera una historia antigua una y otra vez, sin cansancio. Las fachadas blancas reflejan la luz con una quietud que parece suspendida. El humo de las chimeneas asciende lento, como si dudara entre quedarse o irse. Y la niebla, cuando baja, lo cubre todo con una especie de secreto.
Pampaneira no se cuenta. Se intuye, se escucha, se siente. Como Macondo. Macondo es ese otro pueblo —inexistente y eterno— donde lo real se desborda y lo imposible se acepta con naturalidad. Un lugar donde los muertos regresan, donde el hielo es un misterio y donde los nombres se confunden porque las historias se repiten.
Esta instalación nace del cruce entre lo real y lo mágico, entre un lugar que existe —el pueblo andaluz de Pampaneira— y otro que vive en la imaginación colectiva: Macondo, el mítico pueblo creado por Gabriel García Márquez en Cien años de soledad.
Para capturar esa atmósfera, hemos utilizado espejos como herramienta central. Los espejos no solo reflejan: duplican, deforman, invitan a perderse. Cada espejo es una puerta, un fragmento de realidad que, al reflejarse en otro, deja de ser fijo y comienza a contar otra historia.
Esto es una invitación a mirar Pampaneira como quien entra en una historia contada al oído, que quizá nadie escribió, pero que todos llevamos dentro.
03-07-2025 / 00:00
En las calles de Pampaneira
Dániel Morales Fuentealba
Erin Manzanares Oliveros
Lucía Martínez Escudero
COORDINACIÓN
Pilar Soto (CRAC. Cultura Rural y Arte Contemporáneo )